El cannabidiol (CBD) actúa sobre diferentes sistemas moduladores, incluyendo los sistemas opioide, serotoninérgico y cannabinoide. En este último actúa como antagonista no competitivo, de baja afinidad por el receptor CB1. Inhibe la señal de forma dosis-dependiente y, en general, modula el tono del sistema endocannabinoide.
Se sigue investigando la implicación del sistema endocannabinoide como tratamiento de múltiples enfermedades, las sustancias implicadas, los productos sintéticos activos a este nivel y también los fitocannabinoides.
Existe una amplia oferta de productos con baja o nula presencia de terahidrocannabinol (THC), que contienen CBD, bien como principio activo único o junto a otros componentes. Es preocupante que estos productos se puedan encontrar en comercios on line o establecimientos no sanitarios, sin un control en sus indicaciones de uso, ya que hacen alegaciones terapéuticas, ni siquiera de su composición, ya que pueden provenir de un mercado paralelo, sin ninguna garantía que no asegura, en la mayoría de ellos, la estandarización de sus componentes, la ausencia de pesticidas, plaguicidas o componentes psicoactivos como el tetrahidrocannabinol (THC).
El punto del registro sanitario es crucial, ya que todos son considerados cosméticos, de esta forma su uso debe ser tópico y no pueden citarse legalmente propiedades terapéuticas. Aunque algunas empresas “sugieren” el uso sublingual de los aceites.
Por las garantías de protección de la salud y la seguridad de los pacientes, la utilización de los productos de cannabis con finalidad terapéutica debería contar con la autorización de la AEMPS y por lo tanto ser considerados como medicamentos.
Para que un producto sea considerado medicamento, y por lo tanto pueda utilizarse como tal en la práctica terapéutica de determinadas enfermedades, debe cumplir criterios de seguridad (con definición expresa de la dosificación) y de eficacia.
La evidencia se consigue con la realización de ensayos clínicos de calidad. Una vez conseguido esto requiere también de autorización de su uso e indicaciones.
Sería por lo tanto necesario el diagnóstico y la prescripción por parte de un médico y su dispensación en las farmacias comunitarias.
En el caso de los productos con bajo o nulo contenido en THC, como los que contienen CBD como componente activo principal, se podría obviar incluso la necesidad de la receta médica, ya que, si son dispensados en las oficinas de farmacia, cuentan con el aval de la indicación farmacéutica, el seguimiento farmacoterapéutico y la optimización de la farmacoterapia del paciente. También en Farmacias se dispensan productos con CBD con las debidas y necesarias medidas sanitarias, de control y de calidad de fabricación.
Al CBD se le han atribuido propiedades inmunomoduladoras, neuroprotectoras, y antiinflamatorias.
Pese a al gran consumo de productos con CBD, hay un retraso en la investigación básica y aplicada, los estudios clínicos realizados son escasos y de baja calidad, lo que trae consigo que la evidencia de su uso sea limitada. No se ha podido demostrar su eficacia como analgésico, antiemético o antidepresivo.
Es necesario realizar ensayos aleatorizados doble ciego para que puedan demostrarse sus propiedades terapéuticas.
Las indicaciones que sugieren las empresas fabricantes, y por lo que son más demandados los productos con CBD son para reducir la inflamación y aliviar dolores musculares.
Esto no es óbice para que, si los pacientes lo utilizan, lo hagan con las debidas condiciones de calidad y seguridad. Como en la mayoría de los productos tópicos, es recomendable realizar un ligero masaje de forma previa a la aplicación.
El CBD se metaboliza en el hígado por lo que puede aumentar los niveles de fármacos como: citalopram, clopidogrel, diazepam, fenitoína, omeprazol, pantoprazol, esomeprazol, lansoprazol, rabeprazol, ácido valproico y warfarina.
Puede disminuir los niveles de amlodipino, atorvastatina, buprenorfina, bupropión, diltiazem, eplerenona, fentanilo, loperamida, midazolam, paclitaxel, pioglitazona, sildenafilo, solifenacina, tamsulosina, testosterona, topiramato y zolpidem.
De los estudios realizados se han constatado efectos no deseados como la disminución del apetito, pérdida de peso, xerostomía, mareos, diarrea, fatiga, somnolencia, hipotensión ortostática, ralentización psicomotora, sedación y un mayor riesgo de daño hepático.
El CBD atraviesa la placenta por lo que se debe evitar su suso en embarazo y lactancia. También, si el producto contiene trazas de THC hay que evitar conducir o manejar maquinaria pesada, sobre todo al inicio del tratamiento.
El CBD es una molécula liposoluble, por lo que comidas ricas en grasas aumentan su absorción, alcanzando su concentración máxima de 2,5 a 5 horas.
BIBLIOGRAFÍA
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Si se utiliza de forma conjunta con fármacos depresores del SNC puede aumentar los efectos sedantes de barbitúricos, benzodiazepinas, fentanilo y morfina.
También interacciona con el Hipérico (5).