En los últimos años, la investigación ha revelado una estrecha conexión entre la microbiota intestinal y el cerebro. Este vínculo, conocido como eje microbiota-intestino-cerebro, influye en la salud mental y en el desarrollo de diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas. Un estudio reciente publicado en el Cell Reports Medicine nos ayuda a entender e indagar en esta conexión microbiota-cerebro (1).
¿Cómo se comunican el intestino y el cerebro?
El intestino alberga billones de microorganismos que desempeñan un papel clave en el equilibrio del sistema inmunológico y en la regulación del estado de ánimo. Esta comunicación ocurre a través de varios mecanismos:
- Sistema nervioso autónomo: el nervio vago transporta señales entre el intestino y el cerebro.
- Sistema inmunológico: la microbiota influye en la producción de sustancias inflamatorias.
- Metabolitos microbianos: los ácidos grasos de cadena corta y neurotransmisores como la serotonina afectan la función cerebral.
- Respuesta al estrés: el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal regula la reacción del organismo ante el estrés.
Cuando esta comunicación se altera, pueden surgir problemas como ansiedad, depresión, esquizofrenia y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer.
Microbiota y trastornos neuropsiquiátricos
Cada vez más estudios confirman la relación entre la microbiota y patologías del sistema nervioso:
- Depresión y ansiedad: un desequilibrio en la microbiota puede aumentar la inflamación y reducir bacterias beneficiosas. La suplementación con ciertos probióticos ha demostrado mejorar el estado de ánimo.
- Esquizofrenia: la alteración de la microbiota puede comprometer la barrera hematoencefálica, favoreciendo la inflamación cerebral. Parece ser que los pacientes con esquizofrenia presentan una microbiota con especies proinflamatorias.
- Autismo: los niños con trastornos del espectro autista suelen presentar un microbioma alterado, lo que podría influir en la gravedad de los síntomas.
- Enfermedades neurodegenerativas: en el Parkinson y el Alzheimer, la disbiosis intestinal puede acelerar la progresión de la enfermedad a través de mecanismos inflamatorios.

Estrategias para mejorar la microbiota y la salud cerebral
Las investigaciones han identificado diversas estrategias para optimizar la microbiota y su impacto en el cerebro:
- Probióticos y psicobióticos: bacterias como Lactobacillus y Bifidobacterium han mostrado beneficios en la salud mental; en estudios clínicos, Lactobacillus casei mejoró los síntomas depresivos en ancianos; algunas combinaciones de probióticos han reducido los niveles de citoquinas proinflamatorias.
- Prebióticos: ciertos tipos de fibra favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas y ayudan a reducir el estrés.
- Dieta equilibrada: una alimentación rica en fibra y baja en grasas saturadas promueve una microbiota saludable.
- Trasplante de microbiota fecal (FMT): en estudios experimentales, este procedimiento ha mostrado resultados prometedores en la restauración del equilibrio intestinal y la mejora de síntomas psiquiátricos.

La microbiota intestinal juega un papel crucial en la salud mental y neurológica. Modificar su composición mediante probióticos, prebióticos y cambios en el estilo de vida puede ser una estrategia efectiva para mejorar el bienestar. Sin embargo, aún se necesitan más estudios clínicos para consolidar estas terapias en la práctica médica.
Fuentes bibliográficas e imágenes:
- O’Riordan et al., The gut microbiota-immune-brain axis: Therapeutic implications, Cell Reports Medicine (2025), https://doi.org/10.1016/j.xcrm.2025.101982 (DOI: 10.1016/j.xcrm.2025.101982).